14 de setembro de 2010

A fronteira invisível (*) - Los Tres Gauchos Orientales



LOS TRES GAUCHOS ORIENTALES,

COLOQUIO ENTRE LOS PAISANOS

JULIÁN GIMÉNEZ, MAURICIO BALIENTE Y JOSÉ CENTURIÓN.

Antonio D. Lussich, imprenta de La Tribuna Popular, Buenos Aires, 1872.

,

Yo tuve ovejas y hacienda,

Caballos, casa y manguera;

Mi dicha era verdadera…

¡Hoy se mi ha cortado su rienda!...

El autor tenía veintidós años cuando entró en la Revolución de las Lanzas (1870-1872), la recordada montonera en que los insurrectos “blancos” dirigidos por el caudillo Timoteo Aparicio se levantaron contra el presidente “colorado” Lorenzo Batlle. Lussich peleó en las batallas de Paso Severino, Corralito, Cerro, Unión, Sauce y Manantiales.

Después de la Paz de Abril de 1872, el autor emigró a la ciudad de Buenos Aires. Conoció a José Hernández, quien lo estimuló a publicar los versos que le había dado a leer. Cuando Lussich publica Los tres gauchos orientales lo dedicó a J. Hernández.

La obra está ubicada en las circunstancias del cese de la Revolución de las Lanzas. El tema es el sufrimiento de los gauchos orientales-soldados revolucionarios, el mal pago recibido por los “servicios” en la revolución, su desconfianza en el arreglo de la paz y el trabajo mezquino y tramposo de los “politiqueros”.

Lussich escribió poesía – cuartetas, décimas y versos romanceados – en cuyas estrofas dialogan los paisanos. Comenzó a escribir esos versos en el campamento, aunque la mayor parte de la obra fue escrita después de la paz, en unos dos meses; y la sacó de la imprenta en junio de 1872. Seis meses más tarde aparece el Martín Fierro de José Hernández.

La crítica ha comentado, más de una vez, la cuestión de las influencias entre ambos autores.

La verdad es que los poemas son diferentes: el Martín Fierro es una construcción literaria mayor, en varios sentidos, que definió para siempre una imagen del arquetipo del gaucho de las pampas. Los tres gauchos orientales, en cambio, no pretendió ir más allá de las circunstancias que llevaron a su autor a escribirlo y, por eso, es una expresión más pequeña y espontánea que logró sacar del alma de los revolucionarios, la voz ronca y humilde del gaucho “oriental”.

En esa línea, sobre el final de su obra, Lussich sugiere:

Entre blanco y colorao

Han de morir los rencores,

Se olvidarán los colores

Que tanto daño han causao…

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Enviado por

José María del Rey Morató

Uruguay

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(*) Hoje iniciamos uma nova série - A fronteira invisível, com o objetivo de colaborar com a integração cultural entre os países do Mercosul.

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2 comentários:

Anônimo disse...

Vaz

Maravilha de idéia.
São Gabriel, onde vivo, foi duas vêzes fundada, por Espanha e Portugal, pois o traçado do Tratado de Santo Ildelfonso passava por aqui, assim como Bagé as fronteiras eram tênues e hoje podemos avançá-las, usando a integração cultural, ótimo.
Abraço
Gerson

Luiz Carlos Vaz disse...

Tai uma boa história para se contar...Quem se habilita?